En su informe sobre el proceso electoral del 6 de noviembre del año 2021, cuando Nicaragua elegiría al futuro presidente de la república, la organización Urnas Abiertas señaló que el proceso estuvo caracterizado por el abstencionismo, el control paramilitar en los centros de votación y el hostigamiento a los trabajadores del Estado obligados a votar por el partido de gobierno bajo la amenaza de ser despedidos.
Tanto Urnas Abiertas, como la oposición nicaragüense y la comunidad internacional catalogaron el proceso como como una farsa electoral.