El régimen de Daniel Ortega declaró culpable a monseñor Rolando Álvarez por supuestamente cometer «traición a la patria», propagar noticias falsas y crear zozobra. Defensores de derechos humanos coinciden en que Álvarez fue castigado por Ortega al no aceptar el destierro como condena y preferir quedarse en Nicaragua con los demás presos políticos que no fueron liberados.
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